Historia

RASGOS BIOGRÁFICOS DEL CAPITAN SANTOS MARQUINA

Para hablar sobre los datos biográficos de uno de los próceres de la libertad sudamericana, como lo fue el leal y valiente Capitán José de los Santos Marquina, sólo nos queda recurrir a los datos que pueden encontrarse en su partida de nacimiento y defunción; así como también aquellos publicados en algunos diarios de la ciudad de Mérida.
Lamentablemente la información que ha debido rescatarse acerca de su vida y de su obra, a través de sus familiares más cercanos y de sus contemporáneos, se perdió en el tiempo en detrimento de la posteridad histórica de este héroe del Municipio; sobre todo por la importancia de su actuación en el escenario de la Guerra de la Independencia. Es inaudito que ni siquiera sus pertenencias, entre las cuales debió contarse las condecoraciones otorgadas por el propio Libertador Simón Bolívar, el Mariscal Antonio José de Sucre y el General San Martín, no hayan sido preservadas por sus familiares y lo que es más preocupante aún, que su lugar en el Campo Santo también fue borrado por las huellas imperecederas del tiempo. Pareciera que así como su ausencia se nota en las páginas de nuestra historia, también tuvo ausente en el corazón de los coterráneos que lo conocieron.
Es importante señalar que otras personas ajenas a Tabay sintieron preocupación por el rescate de sus restos, como es el caso del redactor del periódico El Comercial del 25 de Mayo de 1.895, quien a través de este diario, le hace un llamado al gobierno del Estado de ese año y en especial a la municipalidad de Mérida, de decretar el traslado a la ciudad de los restos del Capitán, para que luego fueses inhumados en la Santa Iglesia Catedral, ya que los despojos venerados de este insigne prócer no se encontraban en el lugar destinado por la gratitud nacional.
Se desconocen los motivos por los cuales su cadáver no fue sepultado en la Iglesia San Antonio de Padua, como sucedió con otros habitantes de Tabay y algunos sacerdotes.
A pesar de la ingratitud y del paso de los años, se debe rescatar la escasa información que sobre su vida se tiene, y darla a conocer para que así las nuevas generaciones puedan tener un encuentro con la memoria histórica que por igual nos pertenece a todos.
Según las investigaciones realizadas por el cronista emeritense Don Ramón Darío Suárez, los Marquina se establecieron en Tabay a mediados del siglo XVIII con la persona de Ventura Marquina, natural de Ejido, quien contrajo matrimonio con Josefa Moreno, natural de Tabay, de cuya unión nacieron varios hijos, uno de ellos llamados Alonso Maquina, quien se desempeñó como agricultor adquiriendo tierras en la localidad, luego contrajo matrimonio con María Antonia Maldonado, nativa del lugar procreando varios hijos, contándose entre ellos a José del Espíritu Santo, bautizado en la iglesia Parroquial San Antonio de Padua, el 24 de Junio de 1798, tal como lo atestigua su partida de nacimiento.
Su infancia transcurrió en la Aldea del Salado de Tabay y según las tradiciones orales se dice, que se incorporó al Ejército de la Campaña Admirable, cuando Bolívar pasa por Tabay. Lo cierto es que para Octubre de l813, cuando Santos Marquina tenía los 15 años de edad ya se encontraba incorporado al Ejército.
Marquina siguió los abatares de la Guerra de Independencia a las ordenes de Bolívar y en 1823 lo encontramos en el Perú incorporado al Batallón Numancia, contingente enviado por el Libertador a reforzar las acciones del General San Martín en el Sur del Continente, bajo la conducción del General Antonio José de Sucre.
Participo en toda la campaña del Perú, como oficial del Batallón Junín, como subteniente estuvo en la Batalla de Ayacucho en la cual se distinguió por su valor. Salió herido y mereció el elogio del mismo Libertador y el ascenso al grado de Capitán y se licenció para regresar a su país. Se estableció en Tabay, en la finca paterna de El Salado, donde contrajo matrimonio con Rosalía Maldonado, quien le dio ocho hijos. Se dedico a la agricultura, alfarería y la enseñanza, actividades que le permitían sobrevivir, pues el sueldo que le correspondía como militar retirado, la tercera parte del de militar activo, le llegaba muy de cuando en cuando.
Figuró en su comunidad como trabajador y hombre de buenos conocimientos.
En 1837 era primer Alcalde de Tabay y trazó las calles que configuran hoy la población.
Murió el 5 de diciembre de 1863, a los 65 años de edad, en su finca del Salado, en medio de una pobreza digna y noble, como casi todos los próceres de la Independencia. Dejo una viuda, ocho hijos, 239 pesos y unos pocos útiles de labranza. Hermoso ejemplo para la nueva generación. Su pueblo, Tabay, lo honra con un boulevard y un busto. Su nombre se perpetúa en el Municipio del cual Tabay es capital y la nación lo tiene inscrito en la lista de sus próceres.

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